Pablo Neruda le cantó al Orinoco antes de asomarse a
él por vez primera. Otro tanto le ocurrió a Gallegos cuando en su
novela Canaima narra la navegación por el Delta que no conocía y lo fantástico
fue la novela de Julio Verne “El Soberbio Orinoco”. Solamente había leído el escritor
francés las Memorias de su paisano Jean
Chaffajon.
ORINOCO / Pablo Neruda "Orinoco, déjame en tus márgenes / de aquella hora
sin hora: déjame como entonces ir desnudo, / entrar en tus tinieblas bautismales. / Orinoco
de agua escarlata,/ déjame hundir las manos que regresan / a tu maternidad, a tu transcurso, / río de razas, patria de raíces, / tu
ancho rumor, tu lámina salvaje / viene de donde vengo, de las pobres / y
altivas soledades, de un secreto / como una sangre, de una silenciosa / madre
de arcilla. (AF)
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