Intelectuales
bolivarenses consideraban el ambiente bucólico de la Casa de San Isidro numen
de poetas, pues allí iban a escribir sus
poesías. Tales son los casos emblemáticos del colombiano J. M. Varga Vila con “Aura o las Violetas”, Andrés Mata, fundador del diario El Universal,
escribió “Delirio Trágico” y Héctor Guillermo Villalobos un soneto incluso
grabado al pie del Tamarino donde Bolívar solía amarrar su cabalgadura, un
caballo amarillo regalado por Cedeño que había sido enlazado en le Mesa de
Angostura: “Noble mármol,
recuerda al pasajero /que incansable se acogió a la sombra / a este árbol cuyo
rumor lo nombra / en azulejo y viento mañanero,,,” (AF)
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