domingo, 27 de agosto de 2017

EL TRÁGICO SINO DE RIVILLA



A Tomás Rivilla, entrañable amigo de Soto,  siempre lo persiguió la pólvora.  Se vino de El Callao por temor a las explosiones de la dinamita utilizada para explotar las vetas aurífera, pero en Ciudad Bolívar la pólvora tampoco lo dejó en paz, pues en diciembre de 1966 sufrió serias quemaduras con cohetes que estallaron en su casa de comer­cio, ubicada frente a la Cate­dral y en 1969, igualmente, la pirotecnia volvió a castigarlo severamente al estallar un saco con fue­gos artificiales dentro de una camioneta que participaba en caravana de la Feria Agrope­cuaria.(AF)

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