Cuando los
animales se salían de algún redil de los morichales podían caer en malas
manos. Esto fue lo ocurrido con la novilla
sarda pintada, sorprendida amarrada por
la Policía en la casa de Antonio Noguera y a punto de ser beneficiada. Según el aviso del inspector de policía
Erasmo Inojosa (1902) publicado en la prensa local, “su dueño puede recuperarla
previo pago del aviso”.(AF)
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