Barcos
fondeados en el puerto de Ciudad Bolívar con sus palos veleros apuntando al cielo, balandras y tres-puños cubiertos con la
neblina matinal y animados por una marinería que sonaba sus guaruras, saludaba y
entonaba polos y fulías margariteñas a las lavanderas del Orinoco. (AF)
No hay comentarios:
Publicar un comentario