En 1910 cuando
se asomó en el cielo el Cometa Halley, los bolivarenses vivía aterrorizado porque
se había propagado la especie según la cual, su cola podría rozar mortalmente la tierra. Pero el cometa desapareció según la prensa
local “sin pena ni gloria”. Total, una decepción: “la flamígera cola que se pensó
lo arrasaría todo, se torció o resultó más corta y vaporosa que lo
presumido. Entonces, los vaticinadores y
astrólogos comenzaron a perdonarnos la vida”. (AF)
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