Fernando de Berrío y Oruña era virtualmente un niño
cuando se posesionó de la Gobernación de Guayana a raíz del fallecimiento de su
padre Antonio de Berrío en 1598. Apenas contaba 14 años, pero no tuvo
suerte. Fue destituido tras un juicio de
Residencia. Pudo posteriormente recuperar la Gobernación, pero cuando se
dirigía a España a buscar recursos fue secuestrado por piratas moros y conducido a Argelia donde
murió antes de ser rescatado (AF).
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